De Mónaco a Génova, no tenemos una gran distancia que recorrer, pero el viento no siempre ha estado de nuestro lado. Salimos del muelle de Port Hercule poco después del mediodía para fondear en Rochebrune, justo al lado. Esta primera parada en la que íbamos a pasar la noche nos dejó tiempo suficiente para probar el bote y los remos que nos llevaron a un bonito camino de ronda. Después de una noche un poco agitada, con el tiempo templado por la mañana, intentamos darnos un chapuzón con más o menos animo. Frédéric salió disparado del agua fría después de zambullirse de cabeza en ella; Quiterie soltó brevemente la escalera antes de volver a subir a bordo. Julie decidió pasar más tiempo en el agua, estar más cómoda... lo que no impidió que saliera azul y helada. Hasta el punto de no poder sostener más el bolígrafo para hacer los crucigramas.

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Se necesitaron dos días más para llegar a la costa genovesa. El puerto de recepción es el Marina Genova, junto al aeropuerto. Fuimos muy bien recibidos allí, siendo la Marina más acostumbrada a recibir yates de lujo. En el puerto, notamos dos SeaBins , que permiten la recolección de desechos flotantes. Su acción es casi hipnotizante cuando te enfocas en la corriente que generan. Luego amarramos bien el barco para pasar diez días en el muelle de la Marina, a la espera de la botadura de SeaYou, el evento Yachting en el que vamos a participar.

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